Guerra contra las drogas: Una nueva ofensiva yanqui se
cierne sobre América Latina
Por Jorge Arboleda, Corriente
Comunista Revolucionaria, 15 de octubre de 2025, www.bit.ly/ccrimexico
Hace un par de semanas, la Global
Sumud Flotilla fue interceptada por las Fuerzas de Ocupación Israelíes a unas
cuantas millas de la costa de Gaza. Esta flotilla que llevaba ayuda humanitaria
y donde tripulaban decenas de activistas era intensamente monitoreada por
muchos otros activistas en todo el mundo que son parte del movimiento global de
solidaridad con Palestina desde hace dos años o más, por lo que dicha detención
causó indignación en todo el mundo, provocando movilizaciones masivas, huelgas
y protestas en muchos países. Esa serie de movilizaciones fue el punto más alto
en la combatividad y la más grande demostración de fuerza que se ha visto desde
que inició la guerra de exterminio de Israel sobre Gaza. Semanas antes,
representantes de la ONU mostraron su repudio a Benjamin Netanyahu, dejando la
sala de la asamblea general casi vacía, mientras el criminal de guerra repetía
mentiras y disparates sobre Israel siendo víctima de antisemitismo, las cuales
ya muy pocas personas en el mundo creen.
No hay que ser un experto en
geopolítica para darse cuenta de que Israel se ha aislado del mundo, pues se ha
ganado el repudio de las clases oprimidas y de incluso algunos miembros de la
clase dominante, lo cual ha significado un gran costo tanto para el monstruo
sionista como para EE.UU., por lo cual, Trump se vio obligado a presionar a
Netanyahu a firmar un cese al fuego inmediato en Gaza, no sin antes, asegurarse
de que el trato fuera favorable para su bando, aprovechando la enorme
diferencia en la correlación de fuerzas entre la resistencia palestina y una
potencia nuclear como es Israel.
Sin duda el repudio mundial a
Israel es el principal motivo de esta pausa al genocidio, pero existen otros
motivos que impulsan a Trump a presionar a Netanyahu para firmar la
"paz", y es que mientras Israel ha consumido tiempo y recursos, así
como restado legitimidad al imperialismo yanqui, este solo se hace más débil
con relación a China, su principal rival, el cual ha estado creciendo en las
últimas décadas, consolidándose como potencia imperialista, y acaparando
sectores importantes de los mercados en la región latinoamericana, por lo que
Trump ya no se puede permitir perder más tiempo tratando de estabilizar Medio
Oriente en su favor, ni arriesgarse a que protestas como en Marruecos se
reproduzcan en otros países árabes o con mayoría musulmana.
EE.UU. busca recuperar el mercado
que perdió en las últimas décadas, especialmente en el cono sur, y debido a que
una buena parte de las burguesías nacionales aún dependen de sus lazos con el
imperialismo chino y ruso, y que su guerra de aranceles no parece haber tenido
el efecto esperado, para lograr esto, se ha inclinado más hacia la presión
militar, la cual sustenta a través de la narrativa de la "guerra vs las
drogas", y que se ha parecido cada vez más a la "guerra vs el
terrorismo" que llevó a cabo a inicios de siglo.
En México hemos visto que esta
presión militar se manifiesta a través de la guerra contra el narco que inició
entre 2006 y 2007, en la que escuadrones de la muerte y las fuerzas armadas de
nuestro país colaboran de diferentes maneras para acelerar ciclos de
acumulación capitalista mediante la sangre y el terror, y cuyo objetivo
principal es convertir a México y otros países de Centroamérica en un gran
corredor industrial controlado por el imperialismo yanqui que pueda competir
con China. [1]
Sin embargo, el escenario en
países del Cono Sur es diferente. A diferencia de México y la mayoría de países
de Centroamérica, Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela tienen
una enorme entrada de capital chino, lo cual es una gran amenaza a la hegemonía
gringa en el hemisferio. Si bien no se ve una forma en la que las burguesías de
estos países renuncien fácilmente a su sociedad con el imperialismo chino, lo
que se puede apreciar es un aumento en la intensidad de la guerra vs las drogas
en estos países, especialmente en Ecuador, donde la violencia se ha disparado
de manera sin precedentes, generando un aumento en las tasas de homicidio de
más del 750% desde 2018 (5.4)* a 2023 (46.2)*, llegando a ser casi el doble que
la tasa de homicidios más alta en la historia de México en 2020 (29)*, según datos
oficiales de ambos países.
Pero el escenario más apremiante
posiblemente sea el de Venezuela, país que es gobernado por una dictadura
bonapartista encabezada por Nicolás Maduro, y cuya economía depende en gran
medida de la renta petrolera, de la cual su principal socio es el imperialismo
yanqui, pero que también ha permitido una gran entrada de capital chino en las
industrias extractivas, incluyendo, recientemente, el petróleo. Venezuela
atraviesa desde hace más de una década una severa crisis económica, debido a su
incapacidad para desarrollar la industria nacional por fuera de los intereses
del capital chino y ruso, o de la dependencia sobre la renta petrolera, así
como una crisis política, derivado de la impopularidad de Maduro, que mantiene
una represión sistemática contra cualquier tipo de protestas, la enorme
migración de venezolanos que huyen de la crisis económica, y la incapacidad de las corrientes marxistas para
crear una alternativa para el pueblo, ya que han navegado desde hace muchos
años entre el reformismo y el sectarismo, por lo que la principal oposición al
régimen se encuentra en la derecha afín al capital gringo, y quien alimenta las
narrativas de “narco-terrorismo” de Washington.
Es bajo este concepto que Trump
ha sostenido su discurso de combate al narcotráfico en Venezuela, y bajo el que
sustenta su reciente incursión naval al mar caribe, donde ha asesinado ya a varias
decenas de personas bombardeando cuatro lanchas, asegurando que estas estaban
cargadas de droga, sin demostrar una sola prueba de ello, lo que constituye un
crimen de guerra. Con estos ataques, Trump asegura que está combatiendo al Tren
de Aragua, una banda criminal que ha comenzado a tener relevancia en años
recientes, y al supuesto “Cartel de los Soles”, del cual, no existe realmente evidencia
de su existencia, pero que, según la DEA, es una banda de narcotráfico
integrada por militares venezolanos y encabezada por el mismo Maduro. Hoy
mismo, la casa blanca anunció que ha dado facultades a la CIA de llevar a cabo
operaciones secretas en territorio venezolano.
Históricamente el narcotráfico ha
sido un negocio de la misma CIA, cuyo propósito inicial era financiar a rompehuelgas
en Francia y en Italia después de la Segunda Guerra Mundial, pero que después sirvió
para financiar y armar a grupos paramilitares opositores al comunismo y a la
URSS en Afganistán, Birmania, Camboya, China, Laos y Vietnam en los 70s, y a los
Contras en Nicaragua y en Irán en los 80s. En dicho negocio, participaron los gobiernos
y altos mandos militares de varios países del continente, incluyendo los de
México, Honduras, Panamá, Colombia, Venezuela, Bolivia y Argentina, [2]
y existe de hecho, el caso documentado del jefe antinarcóticos venezolano Ramón
Guillén Dávila, quien fue enjuiciado por traficar droga a Miami, y cuya defensa
alegó que dichas actividades estaban aprobadas por la CIA. [3]
Es por esto que no sería descabellado pensar que dentro del ejército venezolano
exista una participación todavía en este negocio, a pesar de la ruptura parcial
que ha tenido el chavismo con el imperialismo yanqui. Sin embargo, la acusación
directa al régimen venezolano de ser la cabeza de un cártel de la droga es por lo
menos hipócrita, pero sobre todo es una excusa para llevar a cabo una
intervención militar con el objetivo de cambiar la correlación de fuerzas entre
el capital chino y el gringo en dicho país.
Hay que señalar que la guerra
contra las drogas ha dejado de ser ya un producto de exportación de los EE.UU. únicamente,
y ahora es también un producto que consumen en forma de una militarización sin
precedentes. Así como Felipe Calderón declaró la guerra contra el narco en el
año en el que México se encontraba en su época de menor criminalidad, Trump ha
declarado la guerra a los “cárteles gringos” y a la izquierda radical,
iniciando una militarización de ciudades como Washington D.C. y Chicago, bajo
el pretexto de que existe un supuesto incremento en los crímenes en dichas ciudades.
Todo esto, en el marco de una oleada de ataques a comunidades migrantes en los
que agentes de ICE se apoyan en grupos paramilitares de extrema derecha para
realizar detenciones y deportaciones arbitrarias, que evidencian la intención
de llevar a cabo una especie de limpieza étnica en EE.UU.
Así como nos hemos encargado de desmentir
la falsa guerra contra las drogas en México, es necesario hacer lo mismo en el
resto del continente, pues se trata de un fenómeno sumamente reaccionario que ya
ha provocado muerte y terror en masa, y que amenaza con derramar aún mucha más
sangre, todo en nombre de la rivalidad imperialista y los intereses del decadente
imperialismo estadounidense. Es necesario crear un movimiento internacionalista
que ayude a los oprimidos de nuestros países a combatir a todas las fuerzas
reaccionarias que participan en esta guerra, y luchar por una América Latina libre del imperialismo, sin importar su origen.
[1]
Hemos tratado este tema en varios documentos, por ej. CCR: Tesis sobre la
guerra vs las drogas en México y las tareas de los revolucionarios, 18 de
diciembre de 2024, https://ccrimexico.blogspot.com/2024/12/tesis-sobre-la-guerra-vs-las-drogas-en.html;
ver también CCR: ¡Transformar la guerra contra el narco en guerra civil
revolucionaria! La única salida posible contra la militarización y
paramilitarización, 20 de septiembre de 2024, https://ccrimexico.blogspot.com/2024/09/la-unica-salida-posible-contra-la.html;
CCR: Por un verdadero programa antiimperialista contra las agresiones de Trump,
6 de marzo de 2025, https://ccrimexico.blogspot.com/2025/03/por-un-verdadero-programa.html;
ver también Jorge Arboleda: Desmintiendo la guerra contra el narco. Un análisis
sobre la propaganda de las autoridades mexicanas y estadounidenses, 13 de marzo
de 2025, https://ccrimexico.blogspot.com/2025/03/desmintiendo-la-guerra-contra-el-narco.html;
ver por el mismo autor: Drones sobre
México. Propaganda yanqui, pero con amenazas peligrosas, 19 de febrero de 2025,
https://ccrimexico.blogspot.com/2025/02/drones-sobre-mexico-propaganda-yanki.html;
Solo se trata de la militarización. Las amenazas de Trump y las negociaciones
con México, 4 de febrero de 2025, https://ccrimexico.blogspot.com/2025/02/solo-se-trata-de-la-militarizacion-las.html
[2] La
historia de cómo la CIA inundó las calles de grandes ciudades de EE.UU. con
heroína italiana y cocaína colombiana para financiar a grupos reaccionarios y para criminalizar a la población negra está ampliamente documentada en los siguientes trabajos:
- Gary Webb: “The Dark Alliance: The CIA, the Contras, and the Crack Cocaine
Explosion”.
- Alfred
McCoy: “The politics of heroin: CIA complicity in the global drug trade,
Afghanistan, Southeast Asia, Central America, Colombia”.
- Peter
Dale Scott & Jonathan Marshall: “Cocaine Politics” y “American War Machine”
- Michael Levine: “Deep Cover” y “La Guerra Falsa”
- Alexander
Cockburn y Jeffery St. Clair: "Whiteout. The CIA, Drugs and The Press"
- Rus
Kick: “You are being lied to: The Disinformation Guide to Media Distortion,
Historical Whitewashes and Cultural Myths”
[3] Ver en Tim Weiner: Anti-Drug
Unit of C.I.A. Sent Ton of Cocaine to U.S. in 1990, 20 de noviembre de 1993, https://archive.is/uFSlR
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