La teoría marxista de la Revolución Permanente y su aplicación en el actual período histórico de decadencia capitalista
Por Michael Pröbsting, Corriente
Comunista Revolucionaria Internacional (CCRI), 25 de febrero de 2024, www.thecommunists.net
Contenido
Prefacio
Método mecanicista y
estrategia reformista
Desarrollo desigual y
combinado: viejas y nuevas formas en el período histórico actual
La relevancia real de la
estrategia de la revolución permanente
Trotsky y el papel
revolucionario de las demandas democráticas en el Programa de Transición
Algunos contraargumentos
revisionistas
*****
Prefacio: El siguiente
conjunto de tesis es un intento de esbozar una cuestión específica de la teoría
de la revolución permanente que, en nuestra opinión, es de creciente relevancia
para la estrategia de los marxistas en el actual período histórico. Intentamos
presentar un problema integral en forma condensada para hacerlo mejor accesible
para los lectores. Por lo tanto, nos centramos en la esencia del tema sin
discutir sus múltiples formas concretas tal como aparecen en la dinámica social
y política en los países capitalistas y en la lucha de clases en todo el mundo.
Sin embargo, los lectores pueden encontrar referencias en las notas a pie de
página a otros trabajos de la Corriente Comunista Revolucionaria
Internacional (CCRI) donde hemos discutido una serie de ejemplos concretos
con más detalle.
Método mecanicista y
estrategia reformista
1. La dialéctica materialista –en contraste con su descarriada contraparte del mecanismo vulgar– siempre ha reconocido que el desarrollo nunca avanza en una línea gradual y ascendente. Más bien procede de manera desigual, combinando elementos contradictorios que en su conjunto resultan, primero, en una transformación cuantitativa y, en algún momento, cualitativa. (“El desarrollo es la “lucha” de los opuestos”, como dijo Lenin). [1] Estas transformaciones a menudo representan alguna forma de progreso, pero a veces también de regresión. Es por su naturaleza dialéctica que “un desarrollo, por decirlo así, en espiral y no en línea recta; un desarrollo que se opera en forma de saltos, a través de cataclismos y revoluciones.” (Lenin) [2]
2. Muchos “marxistas” no han
logrado aplicar ese enfoque dialéctico a la esfera del pronóstico social ni al
análisis político. Más bien suponen que el capitalismo evoluciona de manera
gradual y, por tanto, que el progreso del capitalismo al socialismo tiene que
desarrollarse también de manera gradual. Esta filosofía constituye el
fundamento teórico de varias versiones del revisionismo, en su mayoría de
origen socialdemócrata de izquierda o estalinista. Dado que las fuerzas
productivas se desarrollan continuamente, el proletariado crece y crece y la
humanidad se acerca cada vez más al socialismo. Sólo hace falta dirigir ese
desarrollo “orgánico” por los canales correctos para que el progreso pueda
tener lugar sin grandes rupturas.
3. De tal concepto mecanicista se
deriva la fantástica estrategia reformista para transformar el capitalismo
pacíficamente a través de elecciones y reformas parlamentarias (que, en opinión
de algunos revisionistas más de izquierda, podrían avanzar mediante cierta
presión de las masas en las calles). Este enfoque ha constituido la base
teórica para la estrategia de la socialdemocracia (desde Kautsky y Otto Bauer
hasta Tony Benn y Sarah Wagenknecht), de los partidos estalinistas y de varios
tipos de populismo de izquierda burgués (a la SYRIZA, DiEM25 y PODEMOS/SUMAR).
Centristas como Ted Grant, Peter Taaffe y Alan Woods también han adoptado esta
estrategia parlamentaria y pacifista, aunque disfrazada de lenguaje
“trotskista”. [3]
Coaliciones gubernamentales con partidos burgueses, administración del
capitalismo para salvarlo de su crisis, desmovilización de las masas e
integración de la burocracia partidaria y sindical al aparato estatal
capitalista: estos son los resultados prácticos de tal estrategia reformista.
4. Sin embargo, la mentalidad del
mecanismo vulgar es un fenómeno mucho más amplio, y también afecta no sólo a
varios izquierdistas radicales como los comunistas de izquierda, los
bordegistas o los anarquistas, sino también a muchos trotskistas. Naturalmente,
todos los discípulos de Trotsky adhieren –al menos de palabra– a su teoría
del desarrollo desigual y combinado, así como a la estrategia de la revolución
permanente (la primera es el fundamento teórico de la segunda). Sin
embargo, a menudo aceptan –consciente o inconscientemente– la idea reformista
de que el capitalismo está “evolucionando inevitablemente”, que las fuerzas
productivas están “creciendo inevitablemente” y, por tanto, que el capitalismo
se está volviendo “cada vez más puro”. En otras palabras, estos autoproclamados
trotskistas rechazan implícitamente la teoría del desarrollo desigual y
combinado. No reconocen la aceleración de los antagonismos en la época
del imperialismo, sino que suponen una armonización de los procesos
contradictorios, es decir, que el ritmo y la naturaleza de tales líneas de
desarrollo convergerían.
5. Como consecuencia, tales “marxistas” asumen erróneamente – consciente o inconscientemente – que la cuestión nacional y democrática perdería progresivamente su relevancia y que la lucha de clases se reduciría cada vez más a una confrontación directa entre una burguesía “pura” y un proletariado “puro”. Como señaló una vez Trotsky: “El "marxismo" vulgar se creó un esquema de la evolución histórica según el cual toda sociedad burguesa conquista tarde o temprano un régimen democrático, a la sombra del cual el proletariado, aprovechándose de las condiciones creadas por la democracia, se organiza y educa poco a poco para el socialismo.” [4] Por supuesto, es cierto que el capitalismo es una formación social altamente dinámica y, por tanto, que las formas de contradicciones no están estancadas. (El estancamiento, en sentido literal, no existe, ni en la naturaleza ni en la sociedad humana). De hecho, como demostramos en otro lugar, el proletariado está creciendo globalmente en términos relativos y absolutos. Sin embargo, al mismo tiempo, este proceso se produce de forma contradictoria, ya que la diferenciación social dentro de la clase trabajadora también está aumentando. [5] Del mismo modo, la pequeña burguesía clásica está decayendo mientras, al mismo tiempo, crecen en número nuevas capas semiproletarias y semipequeñoburguesas. O, para poner otro ejemplo, la difusión de las tecnologías modernas (Internet, teléfonos inteligentes, etc.) integra diferentes partes del mundo más que nunca. Sin embargo, esto no da como resultado una convergencia de regiones y clases en todo el mundo. De hecho, la desigualdad en la riqueza está creciendo entre las clases dentro de cada país, así como entre los países imperialistas y semicoloniales. [6] Como dijo una vez Trotsky: “Esta ley [del desarrollo desigual] manifiesta su fuerza no sólo en las relaciones entre los países, sino también las interrelaciones de los distintos procesos en el interior de un mismo país. La conciliación de los procesos desiguales de la economía y de la política se puede obtener únicamente en el terreno mundial.” [7]
Desarrollo desigual y
combinado: viejas y nuevas formas en el período histórico actual
6. Sin un enfoque dialéctico, no
se puede comprender el carácter desigual del desarrollo social – “la ley más
general del proceso histórico” (Trotsky). [8]
Tal desigualdad en el desarrollo de diferentes procesos sociales – a nivel
nacional e internacional – resulta inevitablemente en la interacción entre
estos lo que provoca nuevas combinaciones. Por eso los marxistas hablan de la
ley del desarrollo desigual y combinado. Esta naturaleza contradictoria del
desarrollo garantiza que el progreso gradual en la historia sin rupturas ni
catástrofes sea imposible, más aún en la época del capitalismo moderno, donde
todas las partes del mundo están cada vez más interconectadas a través de
vínculos económicos y políticos.
7. El desarrollo concreto del
capitalismo en el actual período histórico demuestra que esta formación social
ha agotado todo potencial progresista. Haciendo caso omiso de la ilusión
reformista-mecanicista de un avance gradual en el progreso histórico –una idea
fantasiosa alimentada tanto por la burguesía liberal como por la burocracia
laboral–, el capitalismo más bien ha entrado en su etapa de decadencia y
decadencia. Desde la Gran Recesión de 2008, y más aún desde el comienzo de la
Gran Depresión en 2019, asistimos no solo a una profundización de la crisis
económica sino también a una serie de catástrofes, guerras y revoluciones.
Basta referirse a la catástrofe climática, [9]
la guerra genocida de Israel en Gaza, [10]
la guerra de Ucrania, [11]
la pandemia y la contrarrevolución del COVID en 2020-2022, [12]
la rivalidad interimperialista entre las grandes potencias, [13]
etc.
8. Es inevitable que en un
período de decadencia así se aceleren los antagonismos del capitalismo: entre
la burguesía y el proletariado, entre las naciones opresoras y oprimidas, así
como entre los Estados en general y las potencias imperialistas en particular.
El resultado es, entre otros, la expansión del aparato estatal bonapartista y
un aumento de los ataques a los derechos democráticos, el aumento del racismo y
la islamofobia, más tensiones y guerras en el Sur Global, la aceleración de la
rivalidad entre estados, la transformación de fuerzas productivas en fuerzas
destructivas (catástrofe climática, armas de alta tecnología, inteligencia
artificial, etc.). Tal desarrollo personifica un proceso de regresión social,
un desarrollo que Rosa Luxemburgo expresó una vez en la famosa fórmula de que
la humanidad enfrenta la alternativa de “socialismo o barbarie”. Como
resultado, la cuestión nacional y democrática no está perdiendo su relevancia
–contrariamente a las ilusiones del reformismo mecanicista y su hermano
centrista– sino, todo lo contrario, está adquiriendo más importancia.
9. Lenin y Trotsky elaboraron el
concepto de desarrollo desigual y combinado en las condiciones de la primera
mitad del siglo XX, cuando el capitalismo había entrado en la época del
imperialismo, lo que provocó guerras mundiales, catástrofes sociales y
levantamientos revolucionarios. Hicieron hincapié, entre otras cosas, en la
interacción y combinación del desarrollo capitalista moderno y la integración
de las sociedades precapitalistas en el Este y el Sur (semi)coloniales. Los
países semicoloniales –a pesar de que están mucho más dominados por el
capitalismo que hace un siglo– todavía están económicamente “atrasados” en
comparación con los estados imperialistas. Asimismo, estas sociedades todavía
se caracterizan por combinaciones contradictorias de rasgos capitalistas y
precapitalistas (como las estructuras tribales en África, el sistema de castas
en la India, etc.). Por todas estas razones, la teoría del desarrollo desigual
y combinado conserva completamente su validez.
10. Al mismo tiempo, es crucial reconocer que los líderes de la Tercera y la Cuarta Internacional consideraron que la cuestión nacional y democrática era relevante no sólo para las colonias semifeudales sino también para las sociedades de clases capitalistas e imperialistas “avanzadas”. Basta referirse a los escritos de Lenin y Trotsky sobre la lucha del pueblo irlandés contra Gran Bretaña, sobre la importancia de la cuestión negra en Estados Unidos, sobre la relevancia de los inmigrantes en los países imperialistas o sobre la importancia de las demandas democráticas en países como Alemania o Italia. [14]
11. Sin embargo, es crucial
entender que además de características tan antiguas del capitalismo
imperialista, otros acontecimientos contradictorios están adquiriendo cada vez
más importancia y están arraigados en el complejo nexo del capitalismo en su
período de decadencia. El capitalismo imperialista del siglo XXI tiene
esencialmente las mismas contradicciones que su versión progenitora en los
tiempos de Lenin y Trotsky. Pero ser esencialmente igual no significa ser
idéntico. El imperialismo ha evolucionado y modificado en los últimos tres
cuartos de siglo, y sería una caricatura tonta del marxismo ortodoxo limitarse
a la simple repetición de viejas fórmulas.
12. En primer lugar, los nuevos avances en las tecnologías informáticas están creando nuevas posibilidades, así como nuevos peligros y, a veces, simplemente representan una regresión social disfrazada de revolución tecnológica. Por lo tanto, vemos enormes avances tecnológicos que van simultáneamente de la mano con el peligro de aniquilación (por ejemplo, nuevas armas) o con la regresión social (por ejemplo, destrucción de empleos, vigilancia, manipulación genética, el paso de la vida social a la irrealidad virtual). En otras palabras, asistimos al desarrollo de nuevas fuerzas productivas que son, desde el principio, también fuerzas destructivas. [15]
13. Vemos acontecimientos
similares en el ámbito social y político. El capitalismo demasiado maduro en su
período de decadencia combina las tecnologías más modernas con una tendencia
creciente a reemplazar la democracia burguesa con formas de gobierno autoritarias
y bonapartistas. Como explicó con más detalle la CCRI en un documento publicado
recientemente, la clase dominante está ampliando sistemáticamente el aparato
estatal bonapartista con el objetivo de atacar o abolir los derechos
democráticos. [16]
Tales ataques van desde golpes militares e institucionales, ataques a minorías
nacionales y religiosas en todos los continentes, políticas antiinmigrantes,
ataques al derecho a la libertad de expresión (bajo el pretexto de “incitación
al terrorismo”, denuncia como “agente extranjero”, etc. .), aumento de la
represión policial y vigilancia en Internet, ataques bonapartistas disfrazados
de “control de la pandemia” (la política de Lockdowns y “Pase Verde” durante la
Contrarrevolución COVID 2020-22), ataques a los derechos de las mujeres y
LGBT+, etc. Esta política –que hemos llamado bonapartismo de Estado chovinista–
ha sido defendida tanto por sectores “de derecha” como por sectores “liberales”
de la clase dominante.
14. Este desarrollo desigual y
combinado lo vemos también en el campo de la ideología burguesa. El imperativo
capitalista de expansión económica (para extraer más plusvalía) choca con la
igualmente necesidad de proteger sus esferas de influencia contra rivales
imperialistas (lo que resulta en guerras comerciales, proteccionismo y
sanciones); la demanda de los monopolios capitalistas de importar mano de obra
joven (debido al envejecimiento demográfico de la población en sus propios
países) choca con la necesidad de una elite gobernante asolada por la crisis de
incitar al chauvinismo contra los “extranjeros”; la ideología liberal de los
“derechos humanos” y los “valores democráticos” choca con el imperativo
geoestratégico de las potencias imperialistas occidentales de apoyar a Israel
–su aliado clave en el Medio Oriente– que lleva a cabo un genocidio bárbaro
contra el pueblo palestino, etc. El resultado de todo esto es una confusión
orwelliana sin precedentes: “Guerra” es “Paz”, “Democracia” es “Vigilancia” y
“Derechos Humanos” son “Genocidio”.
15. En otras palabras, vemos una
combinación peculiar de la mayoría de las tecnologías modernas con formas de
gobierno autoritarias, “predemocráticas” (o “postdemocráticas”). El capitalismo
en decadencia combina desarrollos hipermodernos en la base económica –que en sí
mismos se vuelven cada vez más contradictorios y destructivos– con una
superestructura cada vez más “premoderna”. Por lo tanto, el desarrollo desigual
y combinado actual contiene tanto las combinaciones existentes desde hace mucho
tiempo de capitalismo moderno y estructuras semifeudales como también nuevas
combinaciones de avances tecnológicos “revolucionarios” con una superestructura
antidemocrática y bonapartista. El capitalismo en su última etapa de decadencia
“regresa” a su fase predemocrática del siglo XIX, como un senil que regresa a
la etapa de la infancia.
16. Cuando hablamos de la
regresión social del capitalismo en decadencia, ciertamente no queremos decir
que la sociedad de clases moderna se transformaría en una nueva versión del
feudalismo (como sugieren algunos ideólogos progresistas pequeñoburgueses). No,
no hay regresión a formaciones sociales históricas previas como el capitalismo
preimperialista o incluso el feudalismo. Lo que vemos es la ley dialéctica del
desarrollo como la evolución de contradicciones internas: “El movimiento es
una contradicción, una unidad de contradicciones”, como dijo Lenin. [17]
El capitalismo está estancado en la etapa final de su desarrollo, donde ha
alcanzado sus limitaciones históricas desde hace mucho tiempo y donde sus
contradicciones fundamentales – las fuerzas productivas están permanente y cada
vez más chocando contra el muro de las relaciones de producción, así como de
los Estados nacionales – tomar una forma cada vez más explosiva. Atrapado en
una jaula histórica, el desarrollo actual del capitalismo con todas sus
contradicciones debe necesariamente adoptar una forma cada vez más explosiva y
destructiva. Esto significa que tal formación social en decadencia destruye
inevitablemente cada vez más las condiciones sociales y de vida de la humanidad
y que suprime cada vez más la forma democrático-burguesa que había adoptado en
varios países durante un período más o menos largo. En otras palabras, el
capitalismo está retrocediendo en su forma y revela cada vez más su esencia
histórica: la dictadura de la burguesía que significa, en la época del
imperialismo, la dominación de la burguesía monopolista. Por lo tanto, no
sorprende que su forma adopte ciertas similitudes con la época de las primeras
etapas del capitalismo con sus monarquías absolutistas y la Guerra de los
Treinta Años en Europa en 1618 y 1648.
17. Lenin afirmó una vez que “La
reacción política en toda la línea es rasgo característico del imperialismo”.
[18]
Esto, por supuesto, es cierto. Sin embargo, esta ley general ha encontrado
diferentes formas de expresión en diferentes períodos dentro de la época
imperialista. Sin duda, la reacción hizo estragos en el período comprendido
entre 1914 y 1945, pero tuvo que retroceder, hasta cierto punto, en el período
de posguerra (auge prolongado, estado de bienestar, descolonización, etc.).
Después de 1991, comenzó un período que fue caracterizado por la regresión
social (neoliberalismo, destrucción de los logros sociales en los antiguos
estados obreros estalinistas, etc.) y, al mismo tiempo, la expansión de la
democracia burguesa. Con el inicio del período histórico de decadencia en 2008,
vemos una línea cada vez más profunda de reacción social y política que,
inevitablemente, provoca catástrofes, guerras y convulsiones revolucionarias.
Por lo tanto, la “reacción política a lo largo de toda la línea” es una
característica dominante del capitalismo hoy más que nunca desde 1945.
La relevancia real de la
estrategia de la revolución permanente
18. La teoría de la revolución
permanente de Trotsky se basa en tres cadenas de pensamiento: a) las tareas de
la lucha de liberación proletaria –incluidas las tareas democráticas– no pueden
implementarse bajo ninguna forma de régimen capitalista y, por lo tanto, deben
continuar sin interrupción hasta que el proletariado haya conquistó el poder y
estableció su dictadura; b) la naturaleza global de la economía capitalista
hace posible la construcción exitosa del socialismo no en el aislamiento
nacional sino sólo a escala internacional; c) la lucha revolucionaria no
termina con el establecimiento de la dictadura del proletariado sino que debe
avanzar más para elevar el nivel material y cultural de las masas y construir
una sociedad en la que las clases desaparezcan. Por lo tanto, la clase
trabajadora debe impulsar continuamente el proceso revolucionario.
19. La primera de estas tres
tesis es particularmente relevante para el tema que aquí nos ocupa. Trotsky
enfatizó que “la resolución íntegra y efectiva de sus fines democráticos y
de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura
del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo de la nación oprimida”.
[19]
Si bien consideraba que esta cuestión era particularmente importante para la
estrategia revolucionaria en las (semi)colonias, explícitamente calificó su
teoría de la revolución permanente como relevante también para los países
imperialistas.
20. Es debido a la expansión
antes mencionada del bonapartismo estatal chovinista que oprime cada vez más a
las masas populares que la cuestión nacional y democrática se vuelve más
relevante en el actual período histórico de capitalismo en decadencia. Por lo
tanto, la teoría de la revolución permanente de Trotsky es más relevante que
nunca, tanto para la lucha de liberación en los países semicoloniales como en
los imperialistas. El largo proceso de la Revolución Árabe desde 2011, la gran
ola de levantamientos populares en el verano y el otoño de 2019, desde Hong
Kong hasta Chile y desde Sudán hasta Cataluña, la Contrarrevolución COVID en
2020-22 y las protestas masivas contra ella, las Vidas Negras. El movimiento de
la materia, la guerra de Ucrania desde febrero de 2022 y la actual guerra de
Gaza que provocó un movimiento global de solidaridad pro Palestina sin
precedentes, la candente cuestión nacional en el sur de Nigeria, [20]
son confirmaciones vívidas de la validez global de esta tesis.
21. Como Trotsky enfatizó en la
cita antes mencionada, la democracia y la liberación nacional sólo pueden
lograrse y garantizarse si la clase trabajadora y las masas populares toman el
poder, es decir, cuando llevan a cabo con éxito una revolución socialista que
derroque a la clase capitalista dominante. Sin embargo, esto no denigra la relevancia
de las luchas por demandas nacionales y democráticas únicas. De manera similar,
la lucha contra el cierre de una fábrica en particular o por salarios más altos
sigue siendo importante incluso si sabemos que los problemas del desempleo y la
pobreza no pueden resolverse sin la expropiación nacional e internacional de la
burguesía.
22. De hecho, las luchas nacionales y democráticas son rasgos elementales en la cadena de la revolución permanente. Al igual que otras formas de lucha –p.ej. la lucha económica (contra un paquete de austeridad, etc.) pueden convertirse en un trampolín para la revolución socialista. Esto es aún más cierto ya que las luchas nacionales y democráticas pueden fácilmente convertirse, por su propia naturaleza, en luchas políticas, ya que se relacionan con la cuestión de qué fuerzas políticas gobiernan el país. Por lo tanto, contrariamente a la tonta afirmación de los economistas revisionistas, la lucha nacional y democrática no es una desviación de la lucha de clases. Es más bien una forma de lucha de clases, como explicó Trotsky. “El sectario simplemente ignora el hecho de que la lucha nacional, una de las formas de la lucha de clases más laberínticas y complejas, pero al mismo tiempo de extrema significación, no puede dejarse de lado con simples referencias a la futura revolución mundial”. [21]
23. De hecho, ese disparate
economista se basa en el supuesto de que a un trabajador sólo le interesan
salarios más altos y seguridad laboral. Ignora que un trabajador también lo es
fuera de su lugar de trabajo; que puede sufrir discriminación –tanto dentro
como fuera del lugar de trabajo– por motivos de género, color de piel, idioma o
pasaporte; que él o ella podría enfrentar el horror de la ocupación extranjera,
la dictadura militar o la guerra, etc. De hecho, la cuestión nacional y
democrática siempre ha sido una característica esencial del capitalismo ya que
una sociedad de clases no puede existir sin superestructura e ideologías en
para garantizar el proceso de explotación de las clases oprimidas, es decir, la
apropiación de un excedente de producto por parte de la clase dominante. El
capitalismo nunca ha existido ni podrá existir sin la opresión social y
política de las masas. Es más, la sociedad de clases desde sus inicios, hace
miles de años siempre se han caracterizado por la combinación de explotación
económica con opresión social y política. Esto incluye la opresión de mujeres y
jóvenes, la dominación de grupos étnicos por otros, formas de dictaduras, etc.
De hecho, ¡estas múltiples formas de opresión han jugado un papel clave en
numerosas luchas de clases a lo largo de la historia de la humanidad! Por todas
estas razones, la lucha de liberación de la clase trabajadora debe incluir no
sólo demandas económicas sino también nacionales y democráticas.
Trotsky y el papel
revolucionario de las demandas democráticas en el Programa de Transición
24. Por lo tanto, Trotsky
consideró las consignas democráticas como elementos importantes y necesarios
del Programa de Transición. Uno u otro partidario formalista del trotskismo
podría afirmar que tales consignas democráticas, si bien son parte legítima del
Programa de Transición, tienen sólo una relevancia secundaria. Es cierto que
este podría haber sido el caso en algunos países imperialistas ricos con una
economía estable y una larga tradición democrático-burguesa. ¡Pero hoy en día
ya casi no existe ningún país así! Incluso las democracias burguesas más ricas
enfrentan importantes problemas de racismo, migración o rivalidad entre grandes
potencias.
25. Además, Trotsky también
enfatizó que consignas democráticas específicas pueden tener el carácter de
demandas transicionales. “La lucha contra la dictadura militar se expresará
inevitablemente a través de reivindicaciones transicionales democrático -
revolucionarias, que culminan en la consigna de asamblea constituyente
convocada en base al sufragio universal, directo, igualitario y secreto para la
solución de los problemas más apremiantes que enfrenta el país: jornada laboral
de ocho horas, expropiación de la tierra y conquista de la independencia
nacional”. [22]
Se podría objetar que tal demanda democrática puede desarmarse como lema
revolucionario e integrarse en el sistema capitalista. Es cierto que en
condiciones de auge económico capitalista y estabilidad política o de una
derrota grave de la clase trabajadora, tales demandas democráticas pueden
perder su potencial revolucionario. Sin embargo, esto es cierto para casi todas
las demandas de transición. Pensemos en los soviets o los consejos de fábrica
en Alemania en 1918-19, cuando fueron, primero, políticamente desarmados por la
mayoría socialdemócrata interna y, luego, reducidos a un órgano asesor de la
república burguesa. Lo mismo ocurrió con la milicia obrera en Austria después
de la Primera Guerra Mundial, cuando la “Guardia Roja” dirigida por Joseph Frey
se integró en la “Volkswehr”. La historia también ha demostrado que también es
posible integrar ciertos elementos del control obrero en el sistema capitalista
(por ejemplo, en Italia o Gran Bretaña en los años 1970, fábricas
autogestionadas en Argentina en los años 2000).
26. La relevancia de tal o cual demanda nacional y democrática específica no puede determinarse en abstracto. Esto está relacionado con las características concretas y las contradicciones internas del gobierno burgués, así como con las condiciones específicas de la lucha de clases. Sin embargo, cuanto más en crisis esté el sistema capitalista, cuanto más se vea obligada la clase dominante a atacar los derechos nacionales y democráticos de las masas, más lemas de este tipo desempeñarán un papel importante en la lucha de clases. En cualquier caso, los marxistas auténticos no tienen motivos para negar o restar importancia a la relevancia de la cuestión nacional y democrática en la lucha de clases. “Estos doctrinarios se niegan a comprender que realizamos la mitad, las tres cuartas partes, e inclusive, en algunas épocas, el noventa y nueve por ciento del trabajo de preparación de la dictadura sobre la base de la democracia, y así defendemos hasta el último centímetro de terreno democrático que haya bajo nuestros pies.” [23]
27. Lenin enfatizó que la
cuestión nacional y democrática y la participación de las masas –incluidos
sectores con prejuicios reaccionarios– son un componente necesario del proceso
revolucionario en los países imperialistas. Esto escribió en 1916 en respuesta
a los economistas imperialistas que negaban el importante papel de las luchas
nacionales y democráticas: "Porque pensar que la revolución social es
concebible sin insurrecciones de las. naciones pequeñas en las colonias y en
Europa, sin explosiones revolucionarias de una parte de la pequeña burguesía,
con todos sus prejuicios, sin el movimiento de las masas proletarias y
semiproletarias inconscientes contra la opresión terrateniente, clerical,
monárquica, nacional, etc.; pensar así, significa abjurar de la revolución
social. En un sitio, se piensa, por lo visto, forma un ejército y dice:
"Estamos por el socialismo"; en otro sitio forma otro ejército y
proclama: "Estamos por el imperialismo", ¡y eso será la revolución
social! Únicamente basándose en semejante punto de vista ridículo y pedante se
puede ultrajar a la insurrección irlandesa, calificándola de
"putsch". Quien espere la revolución social "pura", no la
verá jamás. Será un revolucionario de palabra, que no comprende la verdadera
revolución. La revolución rusa de 1905 fue democrática burguesa. Constó de una
serie de batallas de todas las clases, grupos y elementos descontentos de la
población. Entre ellos había masas con los prejuicios más salvajes, con los
objetivos de lucha más confusos y fantásticos; había grupitos que tomaron
dinero japonés, había especuladores y aventureros, etc. Objetivamente, el
movimiento de las masas quebrantaba al zarismo y desbrozaba el camino para la
democracia; por eso, los obreros conscientes lo dirigieron.
La revolución socialista en Europa no puede ser otra cosa que una explosión de la lucha de masas de todos y cada uno de los oprimidos y descontentos. En ella participarán inevitablemente partes de la pequeña burguesía y de los obreros atrasados -sin esa participación no es posible una lucha de masas, no es posible revolución alguna-, que aportarán al movimiento, también de modo inevitable, sus prejuicios, sus fantasías reaccionarias, sus debilidades y sus errores. Pero objetivamente atacarán el capital, y la vanguardia consciente de la revolución, el proletariado avanzado, expresando esta verdad objetiva de la lucha de masas de pelaje y voces distintas, abigarrada y aparentemente desmembrada, podrá unirla y dirigirla, tomar el poder, adueñarse de los bancos, expropiar los trusts, odiados por todos (¡aunque por motivos distintos!), y aplicar otras medidas dictatoriales, que llevan, consideradas en conjunto, al derrocamiento de la burguesía y a la victoria del socialismo, victoria que no podrá "depurarse" en el acto, ni mucho menos, de las escorias pequeñoburguesas”. [24]
Algunos contraargumentos
revisionistas
28. Abordemos finalmente algunos
contraargumentos que a menudo esgrimen los distorsionadores revisionistas de la
teoría de la revolución permanente de Trotsky. Algunos afirman que esta
estrategia significaría que los socialistas podrían apoyar la lucha por las
demandas nacionales y democráticas sólo si están directamente relacionadas con
la lucha por el socialismo y, si este no es el caso, no se deberían apoyar
tales luchas nacionales y democráticas. Esto, por supuesto, es una completa
tontería. ¡Por lo general, casi todas las luchas de la clase trabajadora y los
oprimidos – tanto económicas como políticas – no están relacionadas con el
objetivo final socialista! ¿Pero significa esto que no podemos apoyar los
intereses inmediatos de los trabajadores y oprimidos? ¿No es cierto que las
clases oprimidas aprenden ante todo mediante la lucha y no leyendo libros? ¿Y
no es obligación de los revolucionarios participar en tales luchas y, con ello,
ayudar a las masas a adquirir experiencia y desarrollar una conciencia de clase
socialista?
29. Otro contraargumento es que
la teoría de la revolución permanente significaría que las luchas nacionales y
democráticas sin combinación con el socialismo no tienen sentido ya que nunca
podrían alcanzar con éxito sus objetivos dentro de los límites del capitalismo.
Esto también es una completa tontería. Primero, como se mencionó antes, los
socialistas deben luchar junto con las masas porque, como enfatizó Marx, “el
ser determina la conciencia” y sin lucha, ¡ni los partidos socialistas ni
el proletariado pueden volverse revolucionarios! En segundo lugar, Trotsky
habló de “la solución completa y genuina de sus tareas de lograr la
democracia y la emancipación nacional”. ¡Esto no significa que no se pueda
realizar temporalmente ni una sola demanda nacional o democrática! Sería
igualmente erróneo afirmar que un aumento salarial o el derecho al aborto o al
matrimonio entre personas del mismo sexo serían imposibles de lograr bajo el
capitalismo.
30. Otra distorsión es la idea de que la teoría de la revolución permanente sólo sería relevante para los países semicoloniales del Sur Global, pero no para los países imperialistas. Como señalamos en un folleto de la CCRI sobre este tema: “Así, mientras durante el siglo XIX la democracia todavía estaba reprimida o amenazada por la nobleza precapitalista, la burocracia absolutista y la burguesía oportunista, hoy está amenazada por el capital monopolista imperialista y sus lacayos. en los países semicoloniales. Sí, hoy en día no existen modos de producción semifeudales dentro de los países imperialistas, pero esto no implica en absoluto que el capitalismo se haya vuelto “puro”. En cambio, lo que enfrentamos es un capitalismo imperialista podrido y en decadencia. Un sistema así crea nuevas contradicciones y exacerba las que ya existen desde hace mucho tiempo. A medida que se acelera la ofensiva reaccionaria de la burguesía imperialista, las demandas inmediatas y democráticas se convierten en una parte cada vez más importante del programa para la revolución permanente dentro de los países imperialistas”. [25] El propio Trotsky insistió en la relevancia de la estrategia de la revolución permanente también para los países capitalistas “avanzados”. “Mientras destruye la democracia en las viejas metrópolis del capital, el imperialismo impide al mismo tiempo el desarrollo de la democracia en los países atrasados”. [26]
31. Varios “marxistas” consideran
la lucha por demandas nacionales y democráticas no como una lucha de clases
sino más bien como algo separado e inferior. Como muestra la cita anterior,
Trotsky rechazó explícitamente tal idea economista. De hecho, los trabajadores
se unen a la lucha de clases no sólo cuando salen de la fábrica en ropa de trabajo
sino también los fines de semana. Los intereses vitales de los trabajadores y
sus familias no se limitan a los empleos y los salarios, sino que también
incluyen cuestiones democráticas (usar su lengua materna donde quieran, casarse
con quien quieran, tener el derecho al aborto, tener el derecho a la autonomía
nacional). -determinación, etc.). En otras palabras, la lucha de clases es un
concepto mucho más amplio de lo que los tontos mecanicistas pueden imaginar.
32. Finalmente, los revisionistas a menudo justifican su negativa a apoyar las luchas nacionales y democráticas porque éstas suelen estar dirigidas por movimientos pequeñoburgueses (por ejemplo, nacionalistas, islamistas, feministas liberales de izquierda). Por supuesto, es cierto que esas luchas a menudo están dirigidas por fuerzas no revolucionarias. Pero dada la profunda crisis de dirección revolucionaria, ¡casi todas las luchas de clases están dirigidas por fuerzas no revolucionarias! ¿Son las manifestaciones y huelgas económicas dirigidas por burócratas sindicales corruptos – que buscan una posición bien remunerada en la dirección capitalista o en el gobierno – de alguna manera superiores a las luchas nacionales dirigidas por fuerzas pequeñoburguesas? De hecho, tal contraargumento delata la degeneración aristocrática de muchas organizaciones centristas en los países ricos, ya que consideran a los burócratas reformistas proimperialistas como algo más “proletarios” que los líderes nacionalistas pequeñoburgueses o islamistas en los países semicoloniales o entre los inmigrantes. [27]
33. Para superar la dirección de
las luchas económicas y políticas por parte de fuerzas no revolucionarias, los
marxistas no deben denunciarlas desde la barrera sino más bien participar
enérgicamente en dichas luchas. Tienen que aplicar la táctica del frente único
en sus diversas formas según las circunstancias concretas (en los sindicatos y
en las organizaciones populares, con otros partidos, con las fuerzas militares,
el frente único antiimperialista, etc.). Esto significa que los revolucionarios
se unen a la lucha incluso si se lleva a cabo bajo una dirección no
revolucionaria, abogan por la autoorganización de las masas independientes de
los burócratas, critican a la dirección dondequiera que falle y les plantean
exigencias para exponerlas y protegerlas. ayudar a las masas a aprender a
través de su propia experiencia con estos líderes. Es a través de ese proceso
que los marxistas pueden construir una dirección alternativa: un Partido
Revolucionario Mundial. ¡Por esto lucha la CCRI junto con otros auténticos
revolucionarios!
[1] V.
I. Lenin: En torno a la cuestión de la Dialéctica (1915), https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/1915dial.htm
V.
I. Lenin: Carlos Marx. Breve esbozo biográfico, con una exposición del marxismo
(1914), https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/carlos_marx/carlosmarx.htm
Ver en esto, p. el folleto de
Michael Pröbsting: The Poverty of Neo-Imperialist Economism. Imperialism and
the national question - a critique of Ted Grant and his school (CWI, ISA, IMT),
enero de 2023, https://www.thecommunists.net/theory/grantism-imperialism-and-national-question/
León
Trotsky: La Revolución Permanente (1929), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/revperm/rp00.htm
Ver
en esto, p. nuestro libro de Michael Pröbsting: El marxismo y la táctica del
Frente Unido hoy. La Lucha por la Hegemonía del Proletariado en el Movimiento
de Liberación en los Países Semi-Coloniales e Imperialistas en el Periodo
actual. Mayo de 2016, https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/libro-el-marxismo-y-la-tactica-del-frente-unido-hoy/
Ver en esto, p. nuestro libro
de Michael Pröbsting: The Great Robbery of the South. Continuity and Changes in
the Super-Exploitation of the Semi-Colonial World by Monopoly Capital.
Consequences for the Marxist Theory of Imperialism. Vienna 2013, https://www.thecommunists.net/theory/great-robbery-of-the-south/
León
Trotsky: La Revolución Permanente (1929), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/revperm/rp7.htm
León
Trotsky: Historia de la Revolución Rusa (1930), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo1/cap_01.htm
Ver
en esto, p. CCRI: Tesis sobre Agricultura y Ecología, septiembre de 2023, https://www.thecommunists.net/theory/theses-on-agriculture-and-ecology/#anker_1;
RCIT: Revolutionary Change to End Climate Change! Only expropriation of the capitalist
corporations opens the road towards the end of climate change, 20 September
2019, https://www.thecommunists.net/worldwide/global/revolutionary-change-to-end-climate-change/
Remitimos
a los lectores a una página especial en nuestro sitio web donde se compilan
todos los documentos de la CCRI sobre la Guerra de Gaza de 2023, https://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/compilation-of-articles-on-the-gaza-uprising-2023/
Remitimos
a los lectores a una página especial en nuestro sitio web donde se compilan
todos los documentos de la CCRI sobre la guerra de Ucrania y el conflicto
OTAN-Rusia: https://www.thecommunists.net/worldwide/global/compilation-of-documents-on-nato-russia-conflict/
Remitimos
a los lectores a una página especial en nuestro sitio web donde se compilan
todos los documentos del RCIT sobre la Contrarrevolución COVID, https://www.thecommunists.net/worldwide/global/collection-of-articles-on-the-2019-corona-virus/
Sobre
la rivalidad interimperialista ver, p.e. nuestro libro de Michael Pröbsting:
LIBRO: Anti-imperialismo en la Era de la Rivalidad de las Grandes Potencias.
Los factores detrás de la Rivalidad acelerada entre los E.U, China, Rusia, la
U.E y Japón. Una crítica del análisis de la izquierda y una semblanza de la
Perspectiva Marxista, RCIT Books, Vienna 2019, https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/libro-anti-imperialismo-en-la-era-de-la-rivalidad-de-las-grandes-potencias/
Ver en esto, p. Michael Proebsting:
The Struggle for Democracy in the Imperialist Countries Today. The Marxist
Theory of Permanent Revolution and its Relevance for the Imperialist
Metropolises, August 2015, https://www.thecommunists.net/theory/democracy-vs-imperialism/
Todos
los documentos de la CCRI sobre Inteligencia Artificial están compilados en una
subpágina especial de nuestro sitio web: https://www.thecommunists.net/theory/compilation-of-articles-on-artificial-intelligence/
CCRI: La democracia burguesa en la era de la decadencia capitalista y la lucha
revolucionaria por los derechos democráticos, septiembre de 2023, https://www.thecommunists.net/theory/bourgeois-democracy-and-the-struggle-for-democratic-rights/#anker_1
V. I. Lenin: Resumen del Libro de Hegel "Lecciones de Historia de la
Filosofía" (1915), en Lenin Obras Completas Tomo 42 Ed. Akal, p. 240
V. I. Lenin: El Imperialismo y la escisión del socialismo (1916), https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/10-1916.htm
León Trotsky: La Revolución Permanente (1929), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/revperm/rp10.htm
Ver
en esto, p. varios artículos en el sitio web de los camaradas de la CCRI en
Nigeria, https://communism4africa.wordpress.com/
León
Trotsky: La independencia de Ucrania y el confusionismo sectario (1939), https://ceip.org.ar/La-independencia-de-Ucrania-y-el-confusionismo-sectario
León Trotsky: La situación política en China y las tareas de la Oposición
Bolchevique Leninista (1929), https://ceip.org.ar/La-situacion-politica-en-China-y-las-tareas-de-la-Oposicion-Bolchevique-Leninista
León Trotsky: Observaciones críticas sobre la resolución de Prometeo acerca de
las consignas democráticas (1931), https://ceip.org.ar/Observaciones-criticas-sobre-la-resolucion-de-Prometeo-acerca-de-las-consignas-democraticas
V.
I. Lenin: Balance sobre la discusión sobre la autodeterminación (1916), en
Lenin Obras Completas Tomo 30, Ed. Progreso, p 56 y 57.
Michael Pröbsting: The Struggle for
Democracy in the Imperialist Countries Today, agosto de 2015, https://www.thecommunists.net/theory/democracy-vs-imperialism/
León Trotsky: El Marxismo y Nuestra Época (1929), Ed. Internacionals Sedov, p.
28, https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1939/1939.elmarxismoynuestraepoca-2da-edicion.pdf
Para una discusión sobre la cuestión del aristocratismo, véase, p.e. nuestro libro de Michael Pröbsting: Construyendo el Partido Revolucionario en la Teoría y en la Práctica, (Capítulo III), https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/libro-el-partido-revolucionario/
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