¿Qué tipo de autodefensas necesitamos? Breve análisis sobre grupos de autodefensa y policías comunitarias en México

 

La CRAC-PC acuerda en reunión en La Montaña jornada de lucha contra concesiones mineras, la venta de niñas y para impulsar temas de género.
Foto de Eduardo Yener Santos - 2023.

¿Qué tipo de autodefensas necesitamos? Breve análisis sobre grupos de autodefensa y policías comunitarias en México

Por Jorge Arboleda, Corriente Comunista Revolucionaria, 2 de septiembre de 2025, www.bit.ly/ccrimexico

 

En el año 2013 se hizo mundialmente famoso el grupo de autodefensas construido en el Estado de Michoacán, liderado por Hipólito Mora, un empresario productor de limones, y José Manuel Mireles, un médico que residía en Tepalcatepec. Este grupo de autodefensas tuvo origen no solamente en sus líderes, sino en las comunidades que eran azotadas por el control violento de un grupo criminal conocido como “Los Caballeros Templarios”, dirigido por un maestro rural en retiro llamado Servando Gómez Martínez, alias "La Tuta". Tanto campesinos, agricultores, pequeños comerciantes y obreros eran oprimidos por el cobro de piso, y por abusos de todo tipo adjudicados a esta banda criminal, por lo que miles de hombres y mujeres decidieron armarse y llevar a cabo una ofensiva contra ellos. Tuvieron mucho éxito en repeler a los Templarios de sus comunidades y, de hecho, cuando esta ofensiva se llevó a cabo, fue cuando más integrantes de este grupo criminal fueron abatidos y capturados por las autoridades. El grupo de autodefensas inspiró a otros pueblos que se armaron y se formó el Consejo General de Autodefensas de Michoacán (CGAM).

Sin embargo, el hecho de que este grupo ganara tanta fama y apoyo representó un problema para el Estado, por lo que llevaron a cabo una serie de operativos para frenarlos, desarmarlos, o integrarlos a las fuerzas de seguridad estatales. El Estado aprovechó también las diferencias al interior de estas autodefensas, debido a que había facciones que permitían la entrada de exmilitares, policías y miembros de otros grupos paramilitares, algo que fue también adjudicado a la participación de Alfredo Castillo, el Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral en el Estado de Michoacán, quien era asesorado por el general Oscar Naranjo, un militar colombiano, a quien se le acusa de intentar introducir el modelo de las Autodefensas Unidas de Colombia, un grupo paramilitar que cometió varios crímenes en contra de comunidades rurales y que recibía financiamiento directo del Estado colombiano y empresas multinacionales como la bananera Chiquita Brands.

El grupo de autodefensas se disolvió rápidamente en varios otros. Algunos se integraron a la Fuerza Rural Michoacana regida por el gobierno estatal, otros degeneraron en los grupos criminales "Cárteles Unidos" y "Los Viagras", y otros pocos se mantuvieron como guardias armados de sus comunidades, como es el caso de Santa María Ostula y el Ejido Coahuayana. El caso de Ostula es especial, debido a que su policía comunitaria se armó después de que un grupo de exiliados acompañó a la campaña de autodefensas organizados en el CGAM, y ayudaron a recuperar su tierra. Sin embargo, la organización de la PC de Ostula destacó de entre las demás, debido a que se creó bajo un órgano democrático, respetando los usos y costumbres de la comunidad, la cual reivindicaba su derecho a la autodefensa muchos años antes del levantamiento de 2013-2014. De entre los exiliados que se armaron para recuperar la paz en Ostula se encontraba Cemeí Verdía, quien inició como comandante de la PC, pero años más tarde, después de haber sido capturado y puesto en prisión por el ejército, abandonó la comunidad por diferencias políticas severas, principalmente porque no respetó acuerdos de asamblea y decidió arbitrariamente buscar la candidatura para presidente municipal bajo la bandera del PAN y del PRD.

Los grupos de autodefensa michoacanos que se hicieron famosos después del levantamiento en Tierra Caliente fueron un fenómeno sumamente complejo del cual aún no se tienen respuesta a algunas interrogantes, como el papel real de las autoridades en su degeneración, especialmente por la intromisión de un asesor colombiano, pero ayudó a reforzar la defensa de la comunidad de Santa María Ostula, la cual ha ganado una madurez importante desde la formación de su Policía Comunitaria, y actualmente es un ejemplo sobre cómo debemos de formar un grupo de autodefensa.

El municipio de Cherán K’eri es otro ejemplo de forma exitosa de autodefensas en el Estado de Michoacán. En el año 2011, el pueblo purépecha se coordinó para expulsar a los grupos de talamontes que acababan con el bosque y que traficaban droga por su comunidad, mediante pequeñas células y puntos de vigilancia en las que colocaban fogatas. Igual que Ostula, Cherán es una comunidad indígena que se rige por usos y costumbres, con un Consejo Mayor elegido por ellos mismos, y con una Guardia Comunitaria que se dedica a la seguridad del pueblo, siendo la Asamblea Comunitaria la máxima autoridad. Pero Cherán no se limitó a expulsar a los grupos criminales, sino que también expulsó a las autoridades municipales y a los partidos políticos, siendo por la vía de los hechos, un municipio completamente autónomo del gobierno mexicano. El éxito de la GC de Cherán es tal que apenas en este año enfrentaron por primera vez en varios años un ataque de un grupo paramilitar que no lograron identificar, pero que pudieron repeler exitosamente.

Pero el caso de Michoacán no es el único. Guerrero es un Estado que ha sido azotado por la violencia mucho antes de la guerra contra el narco decretada por Felipe Calderón, y su historia de pueblos armados existe desde la formación del Partido de los Pobres liderado por Lucio Cabañas en los años 60s y la consecuente “Guerra Sucia”, una serie de ataques militares que llevaba a cabo el Estado mexicano contra todo tipo de disidencia, la cual en ocasiones, se realizaba con el pretexto de combatir al narcotráfico, pero que casi siempre fue una guerra franca en contra de activistas, disidentes políticos, grupos marxistas y guerrilleros. No es casualidad esto, ya que Guerrero es uno de los Estados más explotados de México, y donde existe más pobreza. En décadas recientes, ha sido invadido por incontables proyectos mineros, los cuales las comunidades han identificado como el origen de la violencia. En ese contexto es que en 1995 nace la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), la cual es en esencia más un órgano de justicia que de combate al crimen, enfocado en la creación de Casas de Justicia, pero cuyo brazo armado es la Policía Comunitaria, por lo que la organización es más conocida como CRAC-PC. Igual que el caso de Ostula y Cherán, las comunidades donde opera la CRAC, se rigen mediante usos y costumbres y a partir de una Asamblea Comunitaria. A raíz del aumento de la violencia en el país después de 2006, la CRAC-PC se ha visto forzada a evolucionar de diferentes maneras, lo cual ha creado escisiones y procesos de transformación, pero uno de los aportes más valiosos de la CRAC-PC, es su innovador sistema de justicia, el cual opera de manera completamente independiente a la del Estado mexicano, y se enfoca en la restauración, reparación y reeducación, en contraste con el sistema de justicia penal del Estado capitalista.

Las dos principales escisiones que sufrió la CRAC-PC fueron la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) y el Consejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata (CIPOG-EZ). Ambas escisiones fueron resultado de una falta de coordinación entre liderazgos y diferencias políticas sobre el alcance de la CRAC, así como de desacuerdos sobre su relación con el Estado. Por un lado, la UPOEG busca una relación más abierta y un diálogo más constante con el Estado, del cual han aceptado incluso recursos, mientras que la CRAC ha mantenido una relación mucho más distante y enfocada en la construcción de autonomía en sus comunidades. Por otro lado, el CIPOG-EZ, se construyó con la intención de crear el desarrollo de instituciones en sus comunidades que fueran más allá de la seguridad y justicia, y que ayudaran a satisfacer otras necesidades. Actualmente el CIPOG-EZ mantiene una relación estrecha con la CRAC-PC y sus casas de justicia en la zona Costa-Montaña de Guerrero, aunque, a diferencia de la CRAC, está adherido al Congreso Nacional Indígena y al Concejo Indígena de Gobierno liderado por el EZLN (algo que comparte con la policía comunitaria de Ostula, Michoacán). La UPOEG, en cambio, ha sido desconocida por la CRAC. Ante las diferencias mencionadas, el gobierno mexicano logró aprovecharse de la situación para profundizar la división al interno de la CRAC, la cual ha sufrido una lenta pero sostenida recuperación que le ha permitido consolidar su liderazgo entre las comunidades de la montaña de Guerrero. Uno de los episodios más difíciles de la CRAC fue en 2013 con la detención de Nestora Salgado, integrante de la policía comunitaria de Olinalá, quien fue acusada falsamente por el gobierno de portar armas de uso exclusivo del ejército y de secuestro por haber detenido a un infractor que sería sometido al sistema de justicia de la CRAC-PC. Años más tarde, el obradorismo cooptaría a Salgado para incorporarla a Morena, lo cual creó una división importante dentro de las comunidades de la montaña de Guerrero, sin embargo, la CRAC se deslindó completamente de la decisión de Salgado de incorporarse a Morena y de ser senadora por dicho partido.

En el año 2021, un grupo de indígenas tzotziles en Pantelhó, Chiapas secuestró un convoy de la Guardia Nacional, con la finalidad de obtener armas para defenderse, después del asesinato del activista indígena Simón Pedro Pérez López miembro del grupo defensor de derechos humanos conocido como “Las Abejas de Acteal”, así como de uno de sus compañeros, Enrique Pérez Pérez y su hijo. Con las armas incautadas crearon un grupo de autodefensa denominado “El Machete”. El grupo asegura tener el respaldo de al menos 80 comunidades de la zona, para combatir contra un grupo paramilitar autonombrado “Ejército Civil Indígena”, que es el brazo armado de un cacique local llamado Austreberto Herrera. El Machete funciona como una policía comunitaria integrada por voluntarios, que responde a un concejo de gobierno de las comunidades locales de Pantelhó. Si bien algunas comunidades de Pantelhó son bases de apoyo al EZLN, otras no lo son, pero en ambos casos, respaldan al concejo de gobierno y a su autodefensa. El Machete ha sido fuertemente criminalizado por las autoridades locales, siendo catalogado como un “cártel”, y el año pasado, soldados asesinaron a tres miembros de la autodefensa, excusándose en que supuestamente les habrían disparado.

El grado de complejidad de la organización de estas autodefensas y policías comunitarias es mucho mayor al que podemos caracterizar en este breve texto, pero como hemos visto, muchos de ellos responden a una autoridad comunitaria, la cual, en algunas ocasiones toma la forma de una asamblea popular, y en otra, de un concejo de gobierno democráticamente electo, pero generalmente han sido creados por la necesidad de defenderse de la violencia de grupos criminales o del mismo Estado mexicano. Para muchas de estas comunidades, el objetivo es la autonomía, y aunque cada uno tiene un concepto diferente de lo que esto significa, en lo general buscan que el Estado les permita autogobernarse sin tener que responder al gobierno nacional.

Los marxistas buscamos objetivos diferentes en estricto sentido, ya que luchamos por una gobierno obrero, campesino e indígena, arrebatándole el poder a las clases gobernantes mediante una revolución, lo cual es diferente a la autonomía que muchas comunidades buscan, sin embargo, el modelo de autodefensas creados por estas comunidades indígenas, así como su organización democrática, es un gran ejemplo de cómo lograr defendernos de un fenómeno tan reaccionario como ha sido la guerra contra las drogas en nuestro país, y convertir ese esfuerzo en una herramienta de doble poder. Para ello, es necesario transmitir este tipo de organización popular y comunitaria a nivel nacional, no solamente en pueblos indígenas, sino en todos los espacios donde existen las clases explotadas: en el campo, en zonas de trabajo y en barrios populares, y transformarlo no solo en una forma de defensa, sino en un modelo de organización revolucionaria para arrebatarle el poder del Estado a la burguesía nacional e imperialista, demoler sus instituciones burguesas y sustituirlas por las nuestras. Para poder cumplir con esta tarea, también es de suma importancia comprender la naturaleza de la guerra contra las drogas, y desechar la falsa propaganda sobre el supuesto combate al narcotráfico por parte del Estado, pues la serie de masacres, desapariciones y despojo que sufre nuestro país desde hace 18 años no es más que una política de Estado, llevada a cabo por ejército, policía, y escuadrones de la muerte que se autonombran “cárteles”, con el objetivo de atemorizar a los oprimidos, explotar nuestra tierra, y generar más ganancias para la clase dominante nacional y extranjera.

 

¡Por una conformación de grupos de autodefensa en todo el territorio nacional!

¡Por un fin a la falsa guerra contra las drogas!

¡Por la creación de un gobierno obrero, campesino e indígena!

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