Reforma al Infonavit. Completamente neoliberal y disfrazada de apoyo social

Reforma al Infonavit. Completamente neoliberal y disfrazada de apoyo social

Por Jorge Arboleda, Corriente Comunista Revolucionaria, 18 de febrero de 2025, www.bit.ly/ccrimexico

 

Se aprobó hace 4 días en la cámara de diputados la nueva reforma al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), la cual, en palabras de la presidenta, pretende resolver el problema de falta de acceso a vivienda para 8 millones de familias trabajadoras. Para esto, los principales ejes de la reforma son: 1) Crear una empresa constructora para que el fondo de ahorro no sea simplemente una forma de transferir parte de los salarios de la clase obrera a empresas constructoras privadas; y 2) Crear un sistema de arrendamiento con opción a compra para las viviendas construidas por esta empresa después de 10 años, y cuyas rentas no excedan el 30% del salario de los trabajadores.

Todo esto suena muy bien, excepto porque la empresa que será creada para la construcción de vivienda no será estatal, sino privada, bajo el modelo de Sociedad Anónima de Capital Variable, de la cual el Infonavit será accionista. Además, la reforma al artículo 42 de la Ley del Infonavit facultará al gobierno federal a utilizar el dinero de las subcuentas de ahorro de los trabajadores para la adquisición de vivienda y terreno, así como para la construcción. La reforma al artículo 41 Bis establece también, que la empresa filial está obligada a generar valor económico y rentabilidad, es decir que, como buena empresa privada, generará plusvalía. ¿De dónde obtendrá esa plusvalía esta empresa privada? Obviamente será del trabajo de los obreros que laboren para ella, pero también del mismo fondo de ahorro de los trabajadores, ya que, si el Infonavit es el principal cliente de dicha empresa, solamente puede aspirar a obtener dinero de él, no importa que sea también accionista.

Claudia Sheimbaum y los diputados de Morena que apoyaron esta reforma afirman que esta tiene como objetivo eliminar la corrupción en el Infonavit, crear más transparencia, así como rendición de cuentas, sin embargo, no hay diferencia real sobre cómo ha estado trabajando el instituto hasta ahora, por lo que no es claro cómo es que esta reforma pretende hacer eso.

En su creación en 1973, el Infonavit se dedicaba a construir viviendas, pero después de las reformas neoliberales de Carlos Salinas, se convirtió en un banco de créditos, los cuales son cada vez más insuficientes para poder adquirir una casa, ya que a un trabajador promedio que lleve más de 10 años aportando dinero a su fondo, podría aspirar actualmente a poco menos de $400 mil pesos en crédito para comprar una vivienda, lo cual es menos de la mitad de lo que cuesta una casa pequeña, o un pequeño departamento en una ciudad. Esto, sumado a la precariedad cada vez mayor de la clase obrera en México, hace más difícil la adquisición de una vivienda. Existen desarrolladoras inmobiliarias que han construido fraccionamientos y colonias con vivienda de interés social que han proliferado como resultado de la reforma de 1992, pero estas están casi siempre construidas en zonas sumamente alejadas de centros de trabajo y zonas comerciales, por lo que han significado un problema de movilidad, en especial para grandes ciudades, y sobre todo en el área metropolitana de la Ciudad de México, pues muchos trabajadores que laboran en la CDMX viven en realidad en Ecatepec, Nezahualcóyotl, Ojo de Agua, Tecámac y Zumpango, que es donde han proliferado estos desarrollos inmobiliarios en la última década. Hay casos similares en otras ciudades del país, pero antes que ser usadas por trabajadores precarizados, estas casas muchas veces son tomadas por grupos criminales, ahuyentando a la clase obrera para quienes estas casas son supuestamente construidas. Esto sin mencionar, claro, que dichos desarrollos son construidos por inmobiliarias privadas, las cuales obtienen una plusvalía por la venta de estas casas y departamentos, lo que las hace mucho más caras de lo que deberían ser.

Una reforma progresista habría planteado que la empresa de construcción fuera estatal, y que se financiara de fondos públicos obtenidos del cobro progresivo de impuestos a las grandes empresas, ya ni mencionar de la expropiación de empresas estratégicas bajo administración obrera. Sin embargo, esta reforma pretende incluir a la iniciativa privada en el negocio de la construcción de vivienda, además del arrendamiento de las mismas para los trabajadores más precarizados, a los cuales se nos promete una opción a compra, pero desconfiamos completamente del beneficio social que tenga esta, pues creemos que muy seguramente los beneficios de la renta de estas viviendas serán para los bolsillos de privados que participen en esta nueva empresa.

Creemos que, en el mejor de los casos, esta reforma solamente es propaganda similar a lo que han sido otros servicios creados por el obradorismo como el Gas Bienestar, la Mega Farmacia del Bienestar, o CFE Internet, los cuales tienen una infraestructura muy pobre que abastece solamente a muy pocos municipios del país, y que no representan una ventaja con respecto a la competencia privada, por lo que, a pesar de esta reforma al Infonavit, no esperamos que se construyan realmente muchas viviendas, y los trabajadores realmente beneficiados serán muy pocos, mientras que el mercado inmobiliario capitalista seguirá haciendo de la vivienda un sueño inalcanzable para la clase obrera de México.

Los trabajadores no debemos seguir esperando a que el gobierno haga propaganda con nuestras necesidades más básicas para que el capital privado haga negocio con ellas, debemos llevar a cabo un movimiento nacional por vivienda digna, tomando los ejemplos de generaciones anteriores, que en los años 80s y 90s lograron generar un movimiento urbano popular que le arrancó viviendas a la clase dominante a punta de lucha y sangre.

 

¡Por un movimiento obrero y popular por vivienda digna!

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