México: Las “Corcholatas” y la perspectiva de la 4T después de AMLO

Por Jorge Arboleda, CCRI México, 20 de junio de 2023

A mediados de 2021, López Obrador decidió “destapar” a quienes considera sus posibles sucesores para ser presidente de México y que serán quienes den continuidad a su llamada “cuarta transformación”. Se trató de Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López. Aunque AMLO mencionó que no serían los únicos a quienes se les debería permitir participar en la contienda para ser candidatos a presidente por parte de Morena, sí ha mencionado que estos tres son los únicos que gozan de su respaldo total. A estos precandidatos les llamó de forma irónica “corcholatas”. [1] Ya que Morena es el partido más popular de México actualmente, después de la gran desbandada del PRD, PRI y PAN que perdieron miles de afiliados para entrar a Morena tras la ola de popularidad de AMLO en 2018, es lógico pensar que el próximo candidato de Morena será casi de manera inminente, el próximo o próxima presidente.

El día 6 de junio de este año, el canciller Marcelo Ebrard anunció su renuncia de la Secretaría de Relaciones Exteriores para poder iniciar su pugna por la candidatura a la presidencia, tomando de forma estratégica la batuta de lo que los demás aspirantes a candidatos deberán hacer a partir de estas fechas. Con esto, se abre un nuevo capítulo en la historia del obradorismo.

Debido a que Morena nunca fue un movimiento político real y que solamente se ha tratado de un aparato electoral para dar total e incondicional respaldo a la figura de Andrés Manuel, la sucesión presidencial ha caído en muchos vacíos que lo han llevado a adoptar casi por completo todas las tradiciones priistas, ya que, para empezar, el candidato no será elegido por un proceso interno de votos y ni si quiera habrá ningún tipo de debate, sino que será a través de una encuesta, la cual será contratada por la presidencia del partido.

El obradorismo ahora se está dividiendo en varias facciones, cuyo fin ya no es la unidad para respaldar incondicionalmente a la figura de AMLO, sino ahora para catapultar a su "corcholata" a la candidatura del partido, con lo cual cada una de estas facciones hace uso de las peores mañas políticas heredadas del PRI. La única diferencia en ese aspecto, es que, si bien en el periodo priista el candidato sucesor era elegido directamente por el presidente, en un acto conocido como "dedazo" o “destape”, en esta ocasión AMLO decidió escoger a 3 precandidatos con opción a que más aspirantes se registraran en la contienda dentro del partido. En este artículo haremos un resumido análisis de los contendientes a la candidatura por la presidencia.

Marcelo Ebrard era hasta hace unos días el Secretario de Relaciones Exteriores (SRE), y fue jefe de gobierno (alcalde) de la Ciudad de México en el periodo de 2006-2012, inmediatamente después de la administración de AMLO cuando él fue jefe de gobierno. Ebrard fue una figura muy cercana a Manuel Camacho Solís, un antiguo colaborador del neoliberal Carlos Salinas. Hay rumores que mencionan que el actual presidente del partido Morena, Mario Delgado, es simpatizante de Ebrard para la candidatura, pues fue su secretario de finanzas y de educación cuando fue alcalde de la Ciudad de México, por lo que es posible que el aparato del partido juegue un papel fundamental en su elección como candidato. Esto se ha visto ya que a través de las encuestas Delgado pudo imponer a un candidato sumamente impopular para contender en la elección a gobernador del estado de Coahuila, la cual además perdió. Como canciller, Ebrard demostró un total servilismo al imperialismo estadounidense, poniéndose al frente de acuerdos como el Tratado de Libre Comercio (TMEC), iniciativas antimigratorias como "Quédate en México" y visitas recurrentes de funcionarios y empresarios gringos. Su más reciente escándalo se dio después de un incendio en un centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez en marzo de este año, donde murieron 40 migrantes centroamericanos y rechazó cualquier declaración o acción al respecto, pero también cuando fue alcalde de la Ciudad de México, fue señalado por haber irregularidades en la construcción de la línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, en donde hace 2 años sucedió un colapso en su tramo elevado que costó la vida de 25 personas.

Claudia Sheinbaum acaba de renunciar a su cargo como jefa de gobierno de la Ciudad de México, en donde tuvo una administración con muchos descalabros. Al inicio de su administración se enfrentó a una contingencia ambiental a la que se le sumó una sequía e incendios en los cerros que rodean a la ciudad. Al recibir críticas al respecto, su respuesta fue decir que los gobiernos anteriores no dejaron un protocolo de actuación ambiental para este tipo de casos, lo cual significó un “tiro en el pie”, pues ella fue Secretaria de Medio Ambiente de la CDMX entre 2000-2006; este tipo de torpezas seguirían en su gobierno por 4 años y medio. En mayo de 2021, sucedió el mencionado colapso de la línea 12 del metro, lo cual solo culminó en completa impunidad de los responsables del desastre, desde el alcalde que la construyó (su contrincante Ebrard), su antecesor como jefe de gobierno que nunca hizo ningún tipo de mantenimiento correctivo, ni a su propia administración, la cual ignoró las denuncias de personas que eran testigos de muestras de deterioro en la infraestructura y que se difundía en redes sociales. Ya ni hablar de las empresas constructoras, siendo que la empresa encargada es propiedad de Carlos Slim, el hombre más rico del país y de América Latina.  Otro escándalo ha sido el deficiente servicio del transporte público en la ciudad, a lo cual Claudia solamente ha respondido con el absurdo de que se trataba de sabotajes de la oposición, por lo cual movilizó a 6 mil soldados de la Guardia Nacional para “vigilar” el servicio del metro, pero que no sirvió de nada, ya que los accidentes e incendios en el sistema de transporte colectivo continúan sucediendo por la falta de mantenimiento. Otro escándalo ha sido su iniciativa de dar facilidades a Airbnb para invertir en la ciudad, lo cual ha sido criticado por acelerar la gentrificación, así como un programa de reordenamiento territorial que va contra los intereses de los pueblos que habitan en las zonas rurales de la Ciudad de México, lo que provocó una manifestación en Xochimilco a la que Sheinbaum respondió con represión utilizando granaderos.

Adán Augusto López es el Secretario de Gobernación desde 2021. Su gestión se ha destacado por no hacer realmente nada relevante más que dar respaldo a todas las iniciativas de AMLO y por deslindar la responsabilidad del incendio del centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez a la SRE, a pesar de que el Instituto Nacional de Migración está bajo la administración de la SEGOB. Después de un hackeo masivo a correos de la Secretaría de la Defensa Nacional en 2022, se dio a conocer que el ejército señalaba a Adán Augusto como colaborador del Cartel Jalisco Nueva Generación cuando fue gobernador de Tabasco entre 2019-2021 por haber colocado a miembros de dicho cartel en su gabinete. Así como Marcelo Ebrard, Adán hizo su carrera política en el PRI hasta 2001 cuando se afilió al PRD y después a Morena.

Después de estos candidatos existen otros aspirantes, pero que no se considera que tengan mayor peso en el obradorismo, por lo que no los mencionamos en este artículo. De cualquier manera, el perfil de todos los aspirantes a ser candidatos por parte de Morena comparte las mismas características: ser burócratas que han servido a la clase dominante y cuya aspiración solamente es ser lacayos de la burguesía nacional e imperialista.

Morena y el obradorismo llegaron como una forma de que nuestros enemigos de clase consolidaran su poder a través de la cooptación de movimientos populares, sindicatos y organizaciones sociales, bajo las falsas promesas de un gobierno al servicio de los pobres. Las fracturas al interior del partido pueden representar una oportunidad para el movimiento de masas en México de recuperar el terreno que se nos arrebató a base de engaños y un aparato burocrático anti obrero. Pero para que esto suceda, los socialistas debemos realizar un trabajo constante de organización y discusión para que estas pugnas no se transformen en el fortalecimiento de algún otro aparato burocrático burgués, como son el PAN, el PRI o algún otro posible partido de la burguesía.


[1] Se refiere como “corcholatas” a las tapas de las bebidas embotelladas, y debido a que históricamente se conocían a los precandidatos a presidencia del PRI como “tapados”, por ser un secreto hasta que fuera tiempo cercano a las elecciones, la acción de elegir al sucesor se llamaba “destape”, y a modo de broma había quienes llamaban al sucesor elegido como “corcholata”, por haber sido “destapado”.

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