Por Jorge Arboleda
Palestina es un país que vive una
forma de colonización brutal por parte de Israel y otros países imperialistas que
se encuentran detrás de un proyecto colonizador y que es parte de una agenda de
control regional del Medio Oriente. La historia reciente de Palestina está
marcada por el horror al que el sionismo ha sometido a su pueblo, bajo las dinámicas
de guerras, desplazamiento de sus tierras, el robo de sus propiedades, la
apropiación de su cultura, e incluso la negación de su historia. Todo este horror
es característico de lo que han sido los procesos de colonización de los pueblos
oprimidos en la historia humana.
Los palestinos viven una
segregación en su propia tierra mediante lo que se conoce como Cisjordania y la
Franja de Gaza, cercados por mallas y muros que les impiden regresar a las
tierras que les han robado los colonos israelíes, además de varios puestos de
control y vigilancia que les limitan el libre tránsito aún en la tierra donde
se encuentran segregados. Son acosados todo el tiempo por el ejército israelí,
y casi todos los días alguna persona o grupo de personas palestinas son
detenidos de manera arbitraria por las Fuerzas de Ocupación Israelí para ser
encarcelados y torturados. Israel limita el paso del agua, controla los
servicios de energía y mantiene incluso un control de consumo de calorías por
persona. Los palestinos que viven en el territorio controlado por el Estado de
Israel cuentan con ciudadanía israelí, pero sufren de discriminación
sistemática por parte de los judíos israelíes. Un número importante de la clase
obrera israelí es musulmana o palestina con permisos de trabajo.
Los habitantes de Cisjordania son
constantemente atacados por colonos armados, quienes poco a poco los van
desplazando de sus tierras con ayuda del ejército israelí, mientras que la
Franja de Gaza es un gigantesco complejo de hacinamiento de palestinos que es
constantemente atacado con bombas y misiles.
Palestina
y México tenemos más en común que solamente un muro que nos separa de un país
imperialista que nos quitó más de la mitad de nuestra tierra. Así como los israelíes
pueden entrar a territorio palestino sin ningún problema, los gringos son
capaces de cruzar por el territorio mexicano a voluntad sin ningún tipo de
restricción, mientras que los mexicanos, para cruzar la frontera norte, tenemos
que someternos a la política migratoria militarizada de los Estados Unidos y
pasar por rigurosos filtros que excluyen por lo general a las personas pobres,
que no hablan inglés, que carecen de propiedades o que venden su fuerza de
trabajo para subsistir. Este filtro también incluye la vigilancia fronteriza de
la empresa israelí Elbit Systems. Así como los palestinos son un
porcentaje importante de la clase obrera de Israel, los mexicanos que residen
en E.U. son también pilar de la economía estadounidense. En nuestro propio
país, muchos de los gringos que llegan a vivir aquí discriminan de manera recurrente
a la población mexicana con ayuda de algunos empresarios locales, creando
comunidades de extranjeros blancos y comercios en los que se habla solamente en
inglés y se atraen a turistas blancos para recibir sus dólares y euros mientras
ellos gastan pesos. Muchos de ellos también propician la inflación del mercado
inmobiliario en zonas turísticas y los llamados “pueblos mágicos” para asegurarse
de convivir solamente con otros extranjeros blancos o con mexicanos con un alto
poder adquisitivo. Esto es ya una realidad en lugares como Cancún (así como buena
parte de la Riviera Maya), Los Cabos, San Miguel de Allende, Cuetzalan y
Tepoztlán.
México además de ser un país semicolonial
sometido a la economía gringa, también es sometido a su política de seguridad
nacional, lo cual ha convertido a México en un campo de batalla de grupos
paramilitares que ayudan a empresas multinacionales a apropiarse de territorio
de comunidades indígenas, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico. En el
marco de esta guerra contra el narco que ha dejado aproximadamente 400 mil muertos,
el Estado de Israel vende armas, adiestramiento y equipo de vigilancia y
espionaje al ejército mexicano, a la policía y a la Guardia Nacional, los
cuales usan para combatir a manifestantes, activistas, campesinos, periodistas e
inmigrantes que tratan de cruzar la frontera norte de México, mientras que los
capos de la droga viven bajo completa impunidad, haciendo negocios con la burguesía
nacional e imperialista, y negociando con las autoridades gringas para que Washington
continúe manteniendo un control del negocio de las drogas hasta que estos sean
desechados y otros grandes capos tomen su lugar, perpetuando un control de la
región latinoamericana mediante políticas de militarización.
Y así como Israel exporta un aparato
de violencia a países como México, también contribuye a que personajes que han
cometido crímenes en nuestro país gocen de completa impunidad. Tales son los
casos de Andrés Roemer, un político que durante su tiempo en TV Azteca acosó
sexualmente y violó a varias mujeres, y Tomás Zerón, uno de los exprocuradores creadores
de la “verdad histórica”, un invento sobre falsos hechos que encubren hasta hoy
el paradero de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa que en
2014 fueron secuestrados por policías y militares. En el caso particular de
Andrés Roemer, éste fue detenido por las autoridades israelíes apenas en
octubre de este año, sin embargo, Zerón es protegido por una red de empresarios
israelíes que venden sistemas de vigilancia y espionaje a México, conocida como
NGO. En el pasado, un funcionario israelí reveló que el resguardo de Zerón es
intencional, debido a que México fue uno de los países que en el pasado votó a
favor de indagatorias sobre crímenes de guerra de Israel contra Palestina,
además de que los lazos que tienen exfuncionarios criminales como Zerón con la
burguesía sionista en México son muchos, motivo por el cual también se protegen
ellos al protegerlo a él.
Y es que aquí la burguesía
sionista ha hecho grandes negocios con inmobiliarias y con el agua. Tan solo en
2015 hubo un intento de imponer una Nueva Ley de Aguas de mano del entonces director
general de la Conagua, el empresario israelí David Korenfeld, mientras que la
empresa Mekorot (también israelí) se ha beneficiado de muchos contratos sobre
obras hídricas en México. También empresas inmobiliarias, como QuieroCasa,
del empresario José Shabot, han llevado varios proyectos de despojo que han
contribuido a la gentrificación y a la inflación del mercado inmobiliario, construyendo
edificios de manera ilegal y arrebatándole a colonias pobres su derecho al
agua. Tal es el caso de Aztecas 215, un edificio de departamentos que se
construyó en el pedregal de Santo Domingo en la CDMX, donde no se cuenta con un
servicio eficiente de agua. Cuando QuieroCasa comenzó a construir su
edificio, descubrieron un río subterráneo, pero para evitar que la construcción
se interrumpiera, optaron por conectar el río al drenaje, lo que provocó una
lucha de los habitantes del pedregal por el agua entre los años 2015 y 2019,
pero la inmobiliaria tuvo siempre el apoyo del gobierno de la CDMX.
El gobierno mexicano se ha negado
a romper cualquier tipo de relaciones diplomáticas, comerciales o militares con
Israel, exhibiendo su subordinación a la burguesía sionista y al imperialismo
gringo que la respalda, a pesar de que muchos países, incluyendo Colombia,
Bolivia, Chile, Honduras y Belice han realizado algún tipo de acción en contra
del genocidio que lleva a cabo Israel contra la Franja de Gaza. Siendo así, es
a los oprimidos que sufrimos la segregación y la opresión de los gringos y los
sionistas los que debemos solidarizarnos con los oprimidos de Palestina.
Llamamos a continuar apoyando al pueblo palestino desde todas las trincheras
posibles, y a combatir el discurso pacifista burgués que criminaliza la
resistencia palestina, pues, así como en México los grupos de autodefensas y
policías comunitarias protegen a sus comunidades del crimen organizado y de los
grupos paramilitares, así las brigadas de resistencia en Palestina se defienden
ante la guerra de exterminio que sufre su pueblo.
¡Viva Palestina libre desde el
río hasta el mar!
¡Por el triunfo del movimiento
mundial de solidaridad con Palestina!
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