México: El desastre del metro de la CDMX. Entre psicosis y pugnas interburguesas.


Por Jorge Arboleda

El Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM) de la Ciudad de México presenta desde hace muchos años varias deficiencias que los usuarios hemos notado. Desde retraso en los trenes, puertas que fallan al abrir o cerrar, fallas en la iluminación y escaleras eléctricas sin funcionar, hasta las tragedias que han cobrado vidas, como el derrumbe del tramo elevado en la estación Olivos de la línea 12 en mayo de 2021 en el que murieron 25 personas  y el reciente accidente del 7 de enero de 2023 en el que un tren alcanzó a otro y murió una joven estudiante. 

Desde hace varios meses se han hecho notar aún más estas fallas debido a que en redes sociales comenzaron a denunciarse con más frecuencia, reflejo de la molestia de los usuarios por no poder contar con un medio de transporte seguro ni eficiente. Ante esta situación la derecha comenzó a aprovechar este descontento a su favor, replicando cada denuncia por el mal servicio. Lo que bien podría haberse entendido como un golpeteo político de la oposición de derecha, producto de la pésima administración que se tiene del metro de la ciudad, resultó en una maniobra desesperada por parte de la jefa de gobierno, incapaz de hacer cualquier tipo de autocrítica y despreciando el clamor de la población que usa el metro.

El día 12 de enero, Claudia Sheinbaum anunció en la conferencia mañanera de AMLO que consideraba los últimos incidentes como una anomalía, apelando a que ha aumentado el presupuesto para el mantenimiento del STCM (cosa que es falsa), y mencionó que no se descartaba la posibilidad de un sabotaje. Seguido de estas declaraciones, anunció para ese mismo día la presencia de más de 6 mil elementos de la Guardia Nacional en los andenes del metro, con el pretexto de que eso haría sentir a los usuarios más seguros. Hasta el momento la respuesta de la población ha sido de dos manifestaciones: una que tuvo lugar en el Metro Bellas Artes a modo de lo que se le conoce como "Metro Popular" (una invitación presencial a los usuarios a no pagar la entrada al metro) , y una movilización encabezada por la familia y amigos de Yaletzi Hernández, quien fue la joven que resultó muerta por el accidente del día 7 de enero.

Desde que la Guardia Nacional ha ocupado el Metro, han sucedido varios más incidentes, que incluyen la separación de un vagón del tren, la cual fue exhibida en la conferencia mañanera del presidente como objeto de investigación sin que hasta ahora haya pruebas de que se trate de algo premeditado. Sin embargo, las redes sociales se han llenado de información con la que se especula el posible sabotaje, y ha comenzado una cacería de brujas en la que cualquier persona que deje caer (por accidente o no) algún objeto a las vías del metro, es catalogada inmediatamente como un saboteador, como pasó con una señora que cargaba con unas refacciones de lavadora , y como pasó con una lata de cerveza que fue "analizada" por el ejército.  

Por obvias razones, la GN es incapaz de realizar cualquier acción preventiva que evite un accidente, pero los mismos trabajadores del STCM han denunciado desde hace muchos años las fallas y la falta de mantenimiento que han enfrentado, así como el robo de cables que no se reponen, y las malas condiciones laborales que han mantenido los directores del Metro.  Parte de las denuncias se han dirigido también al líder del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo (SNTSTC) Fernando Espino, y aunque, efectivamente, las dirigencias sindicales charras de los tres sindicatos que aglutinan a los trabajadores del Metro se han beneficiado de la corrupción imperante, ello sería imposible sin la omisión y complicidad de las autoridades gubernamentales, encabezada por la izquierda institucional desde hace 25 años, primero el PRD y ahora MORENA.

Para los usuarios del metro es un problema muy serio y una amenaza que se den estos fenómenos, tanto las fallas en el transporte que cobran vidas humanas, como la presencia de militares en los andenes, aún si se encuentran desarmados, pues ya han mostrado su lado represor y despótico, al detener usuarios por cargar con objetos “fuera de lo común”, además de que son una herramienta más para detener las actividades de agitación política que realizamos colectivos y organizaciones en el transporte para volantear o pegar carteles, así como para quienes seamos críticos al gobierno en voz alta en sus instalaciones (cosa que nuestra agrupación ha enfrentado en numerosas ocasiones por parte de la policía del metro desde hace años). 

Sin mencionar que, históricamente, donde se coloca a la policía o militares para detener crímenes, lo que normalmente sucede es que ambos tarde o temprano se convierten en parte del crimen. Por otro lado, el metro se volvió un escenario más de la pugna interburguesa que llevan a cabo los partidos conservadores del PRIAN con Morena y el obradorismo, pues ya el PRD encabezó una manifestación artificial en contra de la militarización del metro (en la que la GN detuvo a uno de sus militantes para después liberarlo),  así como Morena hizo lo propio a favor.

Lo que estas pugnas están haciendo una vez más, así como cuando la derecha convocó a marchar para defender al INE, o cuando el obradorismo convocó a marchar para defender a AMLO, dos semanas después, es arrastrar a un sector de la población a defender a una fracción burguesa frente a otra igual, cuando estas solamente representan a las élites económicas nacionales ligadas al imperialismo. Además, el objetivo que tienen estos bandos es solamente ganar o mantenerse en el poder, respectivamente, particularmente controlar el gobierno de la CDMX -centro neurálgico del Estado mexicano-, para ser los lacayos en turno de la burguesía, sin que a ninguno de ellos les importe dar un transporte seguro a las y los trabajadores que transitan por la Ciudad de México.

Es importante luchar en contra del crecimiento del control que están adquiriendo los militares sobre la vida pública, pues la militarización del país es uno de los principales factores que han propiciado la escalada de violencia que hemos vivido desde 2007 a la fecha, pero para esto es crucial deslindarnos de cualquier acción que lleven a cabo los partidos políticos burgueses, para evitar favorecer a nuestros enemigos de clase. Para esto es necesario acercarnos con los trabajadores del metro, quienes son los que realmente saben lo que está pasando y tienen claridad de las necesidades que tiene este transporte para que sea seguro, así como a los usuarios cuyo grueso representa una parte importante de la clase obrera capitalina, y así conformar comités de trabajadores y usuarios, con el objetivo de salvaguardar la seguridad e integridad de la población en las instalaciones del STCM, que sean independientes de los cuerpos policiacos y de la Guardia Nacional, y que promuevan la lucha por un control del sistema de transporte bajo administración de los trabajadores y los usuarios, de modo que así se garantice un mejor servicio, que sea eficiente y seguro para la clase obrera.

¡Alto a la militarización del transporte!, ¡Fuera la Guardia Nacional del STCM!

¡Comités de trabajadores y usuarios para garantizar un transporte seguro y eficiente!

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